1- Felicidad:

He trabajado más de 20 años en empresas que se desenvuelven en un complejo escenario competitivo, con logros y fracasos que sólo un grupo reducido de personas puede comprender he llegado a la conclusión de que sólo he logrado felicidad fuera de mi actividad, con la familia o amigos y el trabajo sólo ha sido algo sintético, como un juego de tablero donde si bien uno disfruta de los triunfos y se lamenta de los fracasos nunca ha tenido una sensación de realidad y menos felicidad. Nuestros hijos crecen en el colegio, al cuidado de otras personas o viendo TV y nuestros viejos envejecen lejos mientras jugamos a este “metrópoli” sin sentido.

A medida que fui tomando el azadón y cultivando la tierra fui descubriendo un mundo real, donde el trabajo, a veces agotador, me ha acercado a la realidad. Donde de a poco hemos logrado que nuestros hijos se interese por plantas y animales, aprendiendo de la naturaleza que nos nutre y cuida. Hemos logrado comunicarnos con nuestros viejos más allá de contarles las vicisitudes de la empresa de turno y en cambio hablar de la tierra, la naturaleza y el mundo simple que ellos conocen mejor que nosotros y que a la mayoría le produce una alegría inmediata. Con todos hemos compartido una ensalada o una comida hecha en base a nuestro trabajo con el azadón. Puedo asegurar que para todos ha tenido otro sabor y otra importancia. A través de la huerta hemos encontrado la felicidad en el trabajo, cosa que no encontré en mis años en la empresa privada, ni en mis numerosos viajes por el mundo, ni mucho menos en el sueldo que a veces era tan irreal como el juego que lo generaba.

Queremos compartir con mucha más gente esta felicidad que nos ha dado la huerta, quereos que muchas personas puedan sentir la satisfacción de cosechar algo que ellos mismos hayan sembrado o plantado.

 

2- Aprendizaje:

Si bien no tengo estudios formales en Agronomía, llevo años leyendo y cultivando y así he aprendido de agrónomos, entusiastas y campesinos de cómo obtener las mejores cosechas sin usar ninguna ayuda química que pueda ser nociva y sin afectar negativamente el entorno. No puedo decir que todo ha sido fácil ni que no haya tenido fracasos, pero al final la diversificación, el trabajo duro y el cariño han producido buenas cosechas y sin duda cada vez mejores.

No es fácil encontrar información simple para quienes no tienen experiencia alguna en cultivar vegetales, no es fácil entender mucha de la información disponible para quienes no sean profesionales del agro y es derechamente difícil encontrar instrucciones de uso de los incontables avances que han aparecido y que se pueden aplicar en la agricultura orgánica casera. Espero poder ser capaz de hacer un aporte real en este sentido y  explicar con máxima simplicidad qué hago para cada cosa. La ventaja que tengo es que no aprendí tanto de los libros como haciendo las cosas.

 

3- La familia:

Cada vez cuesta más que los niños salgan de la casa, se desconecten del televisor o de los juegos de video pero una huerta y todo lo que involucra siempre los logra conectar con la naturaleza, aunque sea un poco.

Permitirles sembrar algo fácil como los topinambur o unos rabanitos y que luego vean como crecen sus plantas los anima a aprender más, a participar en más tareas al aire libre, a probar nuevas verduras que ellos mismos produjeron. A nuestros hijos incluso les asignamos 2 metros de bancal en los que ellos prepararon la tierra en otoño, desmalezaron para luego plantar y cosechar.

Al final mucho del trabajo de la huerta, especialmente la cosecha, se ha transformado en una actividad familiar y nos ha traído grandes momentos.

 

4- Autosuficiencia:

Como decía John Seymor, el padre de la autosuficiencia y nuestro Gurú personal; Buscar la autosuficiencia total no es práctico ya que nos pasaríamos todo el tiempo trabajando y nunca lo lograríamos. Cualquier nivel de autosuficiencia es mejor que depender totalmente de supermercados o almacenes. El ámbito de La Mano Verde va desde tener un par de hierbas en la terraza o la cocina para agregar a la comida o hacer infusiones hasta mantenerse sin comprar ningún vegetal por toda una temporada. La especialización en la sociedad es hasta cierto punto necesaria y por eso la comunidad es clave para la vida, incluso para la vida autosuficiente.

 

5- Salud:

La razón que me llevó a empezar una huerta fue la salud. Hace años mi familia, que siempre había presentado una salud impecable, comenzó a presentar enfermedades “modernas” como la diabetes, cáncer y otras más raras. Al investigar un poco nos dimos cuenta que muchas enfermedades se pueden atribuir a la presencia de químicos tóxicos en nuestro ambiente y en nuestra comida. Además hay productos vegetales de difícil acceso en los canales de abastecimiento tradicionales que ayudan mucho a combatir o administrar enfermedades (como el topinambur que aparte de limpiar el colon baja el azúcar en la sangre a los diabéticos).

A pesar de la poca importancia que le dan los doctores a la nutrición, hay evidencias científicas que una alimentación en base a productos vegetales y orgánicos puede curar enfermedades de muy difícil tratamiento como el cáncer.

Esto yo lo entiendo así: Cuando nos alimentamos vegetales viejos (como los de supermercado que llevan varios días en cadena de frio, muertos) y que además han sido tratados y nutridos con químicos tóxicos nuestro cuerpo se esfuerza en digerirlos y limpiar nuestro organismo y es incapaz de combatir enfermedades en forma simultánea. Si lo nutrimos con vegetales naturales y frescos se puede auto regenerar.

Hay un documental que lo explica muy bien llamado Food Matters (la comida importa) y lo pueden encontrar en Netflix o acá (http://www.foodmatters.tv/).

También recomiendo aprender más a través del Instituto Gerson (https://www.gerson.org/) donde llevan años tratando complejas enfermedades a través de la desintoxicación alimentaria con mucho éxito.

Personalmente me siento muy bien cuando entrego en mi familia verduras orgánicas recolectadas hace pocas horas para potenciar la salud.

 

6- La tierra es el punto de partida:

La experiencia acumulada de miles de años de agricultura siempre conoció la importancia de la salud de la tierra como la base para el cultivo de vegetales de calidad. Este concepto ha tenido un sutil pero nefasto ajuste en los últimos 100 años donde en vez de nutrir la tierra y dejar que esta nutriera nuestras plantas los agricultores modernos han centrado sus esfuerzos en nutrir las plantas directamente. Una visión simplista que recién en los últimos años ha probado ser no sólo errada sino peligrosa para el futuro del planeta. Las plantas necesitas mucho más que NPK, agua y luz para ser sanas y nutritivas. Si sólo le damos eso las plantas serán débiles y estarán más expuestas a enfermedades y plagas, se requerirán químicos para salvar una cosecha lo que bajará aún más su calidad nutritiva. Campos que han sido trabajados con esta visión moderna van perdiendo su potencial ya que se destruye muy rápidamente  la capa de humus que contiene insectos, hongos y bacterias vivos que hacen un trabajo irreemplazable. Lo que queda es solo la materia orgánica que ya estaba en la tierra (producto de cientos de años de procesos naturales)  que se va consumiendo y deslavando rápidamente.

La buena noticia es que pareceos estar en un punto de  inflexión que se puede ver en las revistas especializadas donde cada vez más productos “vivos” se publicitan y se recomiendan. Tricodermas, bacilos, probióticos y muchos otros ejecutan procesos milagrosos que ocurrían hace millones de años en forma natural.

Más que seguir cada una de estas modas específicas yo prefiero una visión más amplia: La tierra es un ecosistema complejo y cuando se logra restablecer el equilibrio tenemos las mejores posibilidades de producir vegetales sanos y altamente nutritivos. ¿Cómo? muy simple; No agregar nada que no sea natural a la tierra. Sólo guano, compost, minerales y de ser conveniente algunas bacterias, hongos y/o insectos.

 

7- Consejo general para aplicar la información entregada:

La naturaleza es simple y a la vez compleja. Es simple ya que las plantas crecen con buena tierra, agua y luz solar en general pero es compleja ya que las variedades particulares tienen necesidades distintas de estos elementos y cada una se va a dar mejor o peor en cada condición específica. La interrelación de los elementos base complejiza aún más esta realidad por lo que se aconseja considerar la relatividad de la información compartida aquí. Una huerta con la misma tierra y agua puede producir mejor algunas verduras que otra que está en el mismo lugar pero con otra orientación. Incluso una puede producir lo que la otra no. Es importante entender qué características tiene nuestra huerta en cuanto a exposición solar, temperaturas, tierra, etc. Esto va a determinar el potencial de cultivo y es algo que cada uno va a descubrir más pronto que tarde. En mi experiencia, se puede cultivar algo en cualquier lugar con los cuidados adecuados.